En el café científico «Hablando de la memoria» del Dr. Luis Fuentemilla, investigador del IDIBELL y la UB, en el Centro Cívico Can Deu de Les Corts el pasado 22 de noviembre en el marco de la Semana de la Ciencia se habló de memoria y de los últimos avances en neurociencia. Este acto, organizado por el Distrito de Les Corts y la Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC), contó con la colaboración del IDIBELL.
«La neurociencia cognitiva, a la que me dedico, trata sobre cómo predecir el comportamiento estudiando las acciones previas del individuo. Buscamos cómo funciona el cerebro con diversas tecnologías como la neuroimagen», introdujo el Dr. Lluis Fuentemilla. En este tipo de investigación trabajamos varios científicos como biólogos, químicos, matemáticas, ingenieros, entre otros.
Durante el café se hizo un ejercicio clásico de los años 60 para ver la capacidad memorística de los asistentes, que debían recordar una relación de palabras. Se demostró que pensábamos haber oído palabras que, en realidad, no habíamos escuchado: se trata de las falsas memorias.
El investigador definió la memoria como un sistema que comprende tres procesos básicos y disociados entre sí: la codificación, es decir el procesamiento de entrada de información en nuestro cerebro; el almacenamiento, que implica un recuerdo permanente de la información codificada, y por último, la recuperación, que implica un retorno de la información almacenada en respuesta a determinadas claves para poder ser utilizada en un proceso o actividad. «Es muy diferente almacenar una lista que no tiene sentido que una que tiene significado. La emoción es uno de los factores de entrada directa al almacenamiento de información», comentó el investigador del IDIBELL-UB.
Existen tres estadios de la memoria: capacidad, duración y función. La capacidad se refiere a las cosas que podemos recordar. La duración, al tiempo que la puedo recordar. Y la función es lo que hacemos con la información almacenada. La información entrante se transfiere de un estadio a otro. «La evolución de nuestro córtex nos ha diferenciado del resto de los animales. Si se eliminara esta parte no seríamos capaces de volver a recordar. La memoria está presente en casi todas las especies animales», dijo Fuentemilla.
La memoria se puede diferenciar entre declarativa, que se divide en memoria episódica referida a las cosas que nos pasan, la memoria semántica que tiene que ver a cosas que no nos ha pasado, como, por ejemplo, cuál es la capital de Francia, y la memoria de trabajo que nos sirve a corto plazo. Asimismo, tenemos la memoria no-declarativa relacionada con el aprendizaje, que es la que empleamos cuando vamos en bici o conducimos.
Reconstruimos el pasado, imaginamos el futuro
Tomamos decisiones con poca información. «Nuestro cerebro nos da capacidad para imaginar situaciones que no hemos vivido. Podemos ir hacia el futuro, con la información previa», comentó el investigador.
¿Realmente somos conscientes de todo lo que recordamos?
«No somos conscientes de todo lo que recordamos. Hay muy poco lo que conocemos de la memoria, pero ésta no tiene límites», continuó Fuentemilla.
Durante las intervenciones se habló de genética y epigenética, y cómo la evolución ha afectado a nuestra memoria. «¿Cuál es el límite de nuestra memoria? El límite es el olvido», declaró el investigador.
En ciertos experimentos para analizar la memoria se ve que aunque pensemos que no nos acordamos, intuitivamente sí lo hacemos y los ojos se dirigen hacia el lugar donde está la información requerida, reflexionó el investigador sobre resultados de estudios recientes y concluyó la charla hablando sobre la regeneración neuronal diciendo que «la clave de los procesos neuronales no es si tenemos más o menos neuronas, sino cómo están conectadas y organizadas entre sí».