Lluís Fuentemilla, investigador del IDIBELL y la UB, habló sobre qué es la memoria en la Biblioteca de Bellvitge el pasado 20 de noviembre en una actividad enmarcada en la Semana de la Ciencia.
«¿Qué es la memoria? ¿Es algo tangible o no? ¿Por qué nos acordamos de algunas cosas y no de otras? Hablaremos de cosas en relación a la constitución de la memoria», introdujo el Dr. Fuentemilla. Durante la charla se hizo un experimento para ver la capacidad memorística de los asistentes y, tras tratar de memorizar una relación de palabras, se demostró que pensábamos haber escuchado palabras que realmente no habíamos hecho: es la falsa memoria.
En lugar de plantear los límites de la memoria, el investigador definió la memoria como un sistema que comprende una codificación, es decir, el procesamiento del mensaje, por otra parte, el almacenamiento, que implica un recuerdo permanente de la información codificada, y por último, la recuperación de la información. Se puede hacer una analogía entre la mente y un ordenador, pero no funciona así. Hay circunstancias que cambian esto: nuestra mente no trabaja realmente así. No nos acordamos de ciertas cosas porque no codificamos bien la información. Es el típico caso donde he puesto las llaves o la moto. O también porque no la sabemos recuperar de forma correcta.
«La memoria está estructurada en varias funciones», dijo el investigador. La memoria puede ser memoria declarativa, que se divide en memoria episódica, que hace referencia a cosas que nos ha pasado, la memoria semántica, que tiene que ver a cosas que no nos ha pasado, como quien es el presidente de EEUU, y la memoria de trabajo, que sirve para la memoria a corto plazo. También está la memoria no-declarativa, como la que usamos cuando vamos en bici o conducimos, es una memoria basada en el aprendizaje.
«Nuestro cerebro nos ha dado una capacidad para imaginar otras situaciones que no hemos vivido, con muy pocos datos y poca información. Tomamos decisiones sin tener una información completa de la situación. Podemos ir hacia el futuro, con la información que tenemos del pasado», comentó el Dr. Fuentemilla.
«¿Somos conscientes de todo lo que recordamos?»
No recordamos en un momento donde están las llaves y otro momento te viene a la cabeza donde estaban. ¿Cómo ocurre esto? Esta información siempre ha estado a nuestro cerebro. Una cosa es lo que tenemos en la memoria y otra muy diferente, lo que somos capaces de recordar. Tenemos una capacidad enorme para recordar cosas.
«Nuestros ojos no nos engañan. Hemos hecho investigación siguiendo los movimientos oculares. Aunque una persona no se acuerde, los ojos se dirigen hacia el lugar donde estaba la información que se busca», el Dr. Fuentemilla avanzó resultados de estudios recientes.
Hay aspectos del sueño que son básicos para memorizar. «Durante el día acumulamos información, y por la noche, cuando dormimos, nuestro proceso de aprendizaje finaliza y arraiga la información que nos interesa. El sueño favorece este proceso «, finalizó el investigador.