En el último medio siglo la obesidad ha crecido entre un 5% y un 10% en la población masculina y entre un 8% un 14% entre la femenina. Según diferentes estimaciones más de 650 millones de personas tienen problemas de obesidad. Este aumento de la prevalencia de la obesidad se ha reflejado también en los donantes y receptores de trasplante renal. El grupo de investigación en Nefrología y Trasplante Renal del IDIBELL y del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) ha publicado un estudio en la revista Nephron que revisa los últimos trabajos publicados sobre el creciente impacto de la obesidad en las diferentes etapas y actores implicados en el trasplante renal.
Una de las principales conclusiones de la revisión que han llevado a cabo los nefrólogos del IDIBELL y el Hospital de Bellvitge es que la pérdida de peso es un requerimiento que debe convertirse en mucho más relevante como paso previo al trasplante. En este sentido, subrayan la necesidad de incluir de forma más explícita en las guías clínicas de trasplante, y como campaña de sensibilización entre los candidatos, la relevancia de la pérdida de peso previa, junto con el ejercicio físico y una dieta saludable. «El trasplante es el tratamiento que aporta más calidad de vida a las personas con una enfermedad renal crónica grave y estudios recientes muestran que perder peso una vez recibido el riñón no conlleva mejoras significativas en la supervivencia del injerto«, explica la Dra. María Quero, investigadora del IDIBELL y del HUB.
Los pacientes que reciben hemodiálisis se encuentran con un fenómeno de epidemiología inversa: la obesidad y de otros factores de riesgo cardiovascular tienen una cierta función de protección contra su enfermedad renal. Sin embargo, el trasplante renal es el mejor tratamiento posible a largo plazo, según se evidencia en los trabajos previos que se han revisado para el estudio.
La obesidad aparece como uno de los criterios de valoración para los pacientes candidatos a recibir un trasplante renal. Es un factor de riesgo cardiovascular y de otros trastornos del metabolismo muy importante. El trasplante renal aumenta la supervivencia de los pacientes de enfermedades renales crónicas, pero aun así un 17% de las muertes de receptores de un trasplante renal se debe a una enfermedad cardiovascular.
Un índice de masa corporal (IMC) a partir de 30-35 puede suponer que una persona con enfermedad renal crónica esté más tiempo en la lista de espera o que no pueda añadirse a la misma si llega a niveles de obesidad mórbida. Aunque la obesidad se asocia con complicaciones en el trasplante renal, diferentes estudios analizados en el trabajo permiten concluir que el trasplante también mejora la supervivencia de los pacientes obesos con enfermedades renales crónicas. En este sentido, el estudio del IDIBELL y el Hospital de Bellvitge subraya la conveniencia de no utilizar el IMC como criterio único de clasificación de los pacientes en las listas de espera. En lugar de ello, propone analizar cada caso de forma individual y tener en cuenta otros factores que pueden explicar el aumento de peso, tales como la acumulación de líquidos o la distribución de la masa muscular.
El Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) es un centro de investigación en biomedicina creado en 2004. Está participado por el Hospital Universitario de Bellvitge y el Hospital de Viladecans del Instituto Catalán de la Salud, el Instituto Catalán de Oncología, la Universidad de Barcelona y el Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat.
El IDIBELL es miembro del Campus de Excelencia Internacional de la Universidad de Barcelona HUBc y forma parte de la institución CERCA de la Generalitat de Catalunya. En 2009 se convirtió en uno de los cinco primeros centros de investigación españoles acreditados como instituto de investigación sanitaria por el Instituto de Salud Carlos III. Además, forma parte del programa «HR Excellence in Research» de la Unión Europea y es miembro de EATRIS y REGIC. Desde el año 2018, IDIBELL es un Centro Acreditado de la Fundación Científica AECC (FCAECC).