El cáncer de cuello uterino es una enfermedad que se puede prevenir y curar, siempre que se detecte de manera precoz y se gestione con eficacia. Sin embargo, sigue siendo la cuarta forma de cáncer más frecuente entre las mujeres de todo el mundo y solo en 2018, según los últimos datos disponibles, se diagnosticaron 570.000 casos y causó la muerte de más de 300.000 mujeres. Por estos motivos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de lanzar un programa global para eliminar este tipo de cáncer, un hito sin precedentes.
«Casi todos los casos de cáncer de cuello uterino —un 99 %— están relacionados con la infección por el virus del papiloma humano (VPH), que es extremadamente común y se transmite por contacto sexual», explica Xavier Bosch, investigador sénior del grupo de investigación Virus y cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y el Instituto Catalán de Oncología (ICO), y profesor asociado de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Estas infecciones normalmente se resuelven espontáneamente y no provocan síntomas, pero la infección persistente puede causar cáncer de cuello uterino en las mujeres.
El equipo de epidemiología del ICO y el IDIBELL es un referente mundial en el campo del VPH y el cáncer de cérvix, y su investigación ha contribuido significativamente a relacionar el patógeno con este tipo de tumores. Por otra parte, ha sido un catalizador para los ensayos de vacunas y las pruebas de detección de VPH como herramientas de cribado.
El camino para eliminar el cáncer de cuello uterino
La OMS ha presentado un enfoque integral de prevención, detección y tratamiento del cáncer de cuello uterino con el que cree que puede eliminar esta enfermedad como problema de salud pública en solo una generación.
Según su propuesta, esta meta pasa por conseguir que en 2030 un 90 % de las niñas estén vacunadas antes de los 15 años, que un 70 % de las mujeres participen en cribados dos veces en la vida, a los 35 y a los 45 años, y que el 90 % de las mujeres diagnosticadas con lesiones precancerosas puedan acceder a un tratamiento eficaz.
«Los tres pilares se deben implementar colectivamente y a escala global para alcanzar el objetivo de eliminar la enfermedad. La vacunación ofrece una protección a largo plazo contra el cáncer de cuello uterino, mientras que el cribado y el tratamiento de lesiones precancerosas pueden evitar que se llegue a desarrollar el cáncer», afirma Bosch.
En este sentido, la OMS, con el apoyo técnico del equipo de Laia Bruni y Laia Alemany del ICO y el IDIBELL, estima que actualmente la cobertura global de la inmunización contra el VPH es de solo un 15 %. Este alcance tan limitado se debe en gran medida a que muchos países grandes todavía no han introducido la vacuna o esta no es accesible para toda la población. A escala local, un 80 % de las niñas catalanas ya reciben la vacuna y en España esta cifra ya supera el 70 %, pero aún queda mucho camino por recorrer.
El ICO y su programa de formación a distancia (www.e-oncologia.org) colaboran con la UOC y contribuyen a esta campaña mediante la preparación y la diseminación de programas educativos para profesionales implicados en las nuevas técnicas de prevención de las infecciones por VPH y los cánceres asociados.
Impacto social y económico
Según las proyecciones estadísticas, esta estrategia sería capaz de prevenir más de sesenta millones de muertes en los próximos cien años. La eliminación del cáncer de cuello de útero también tendría efectos sociales y económicos positivos, pues solo de aquí a 2030 se conseguiría que 250.000 mujeres en edad laboral pudieran seguir trabajando y participando en la sociedad.
«Existen la tecnología y las herramientas para prevenir esta enfermedad, que, junto con medidas validadas para el diagnóstico y el tratamiento precoces, nos deberían permitir reducir la incidencia de este tipo de cáncer en un tiempo récord», concluye Bosch.