Los individuos con trastorno obsesivo-compulsivo se caracterizan por pensamientos persistentes, que producen preocupación, y conductas repetitivas, denominadas compulsiones. Un nuevo estudio, liderado por investigadores del IDIBELL, revela que estas personas desarrollan una preocupación significativamente mayor que la población general ante problemas de tipo moral. El estudio ha sido publicado en la revista Archives of General Psychiatry.
Investigadores del IDIBELL en el Hospital Universitario de Bellvitge, en colaboración con expertos del Hospital del Mar y la Universidad de Melbourne (Australia), han comprobado que los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo poseen una mayor sensibilidad moral.
“Ante un problema de tipo moral, las personas que sufren dicho trastorno de la ansiedad muestran de forma significativa una mayor preocupación”, comenta Carles Soriano-Mas, investigador del IDIBELL y uno de los autores del trabajo.
Mediante técnicas de resonancia magnética funcional, los investigadores estudiaron las bases neurofuncionales de esta mayor sensibilidad moral. Se midieron las activaciones cerebrales de un grupo de 73 pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo y 73 personas sanas (grupo control) ante la presentación de diversos problemas morales, en las que los sujetos debían optar entre dos alternativas de consecuencias muy negativas.
Uno de los ejemplos empleados fue el dilema del bebé que llora, clásico en las clases de filosofía. Se situaba hipotéticamente a los participantes en una guerra en la que soldados enemigos acechan su aldea y todos los vecinos se esconden en un sótano donde un bebé comenzaba a llorar. Si alguien no le hacía callar, los soldados les descubrirían. ¿Sería lícito ahogar su llanto, con riesgo de asfixiarlo, para salvar a todos los demás?
Las activaciones cerebrales mostradas ante esta cuestión moral se compararon con las mostradas ante elecciones triviales, como elegir entre el campo o la playa para pasar un fin de semana. Los resultados verificaron que los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo sufren una mayor activación que el grupo control durante las situaciones de dilema moral en regiones de la corteza orbitofrontal, especialmente en su parte medial, una región relacionada con los procesos de toma de decisiones y con el desarrollo del sentimiento de moralidad.
“Estos datos permiten, por primera vez, objetivar la existencia de disfunciones cerebrales relacionadas con alteraciones en cogniciones complejas, como el sentimiento de moralidad, y nos permite profundizar en la caracterización de los mecanismos cerebrales alterados en el TOC”, explica Soriano-Mas.
Compulsiones para la ansiedad
Los trastornos obsesivo-compulsivos afectan al 2% de la población y pueden diferenciarse distintos tipos de pacientes afectados. Existen obsesiones, como las que presentan los pacientes que necesitan que los objetos que les rodean estén perfectamente ordenados y sean simétricos, o aquellos que acumulan diversos tipos de objetos de los que no pueden desprenderse. Aunque “la mayor parte de trastornos se caracteriza por obsesiones de contaminación y compulsiones de limpieza o por dudar de haber realizado correctamente algunas acciones importantes como cerrar la llave del gas, lo que les lleva a comprobar reiteradamente si han realizado dichas acciones”, concluye Soriano-Mas.
Referencia bibliográfica:
Ben J. Harrison, Jesus Pujol, Carles Soriano-Mas, Rosa Hernández-Ribas, Marina López-Solà, Hector Ortiz, Pino Alonso, Joan Deus, José M. Menchon, Eva Real, Cinto Segalàs, Oren Contreras-Rodríguez, Laura Blanco-Hinojo, Narcís Cardoner. “Neural Correlates of Moral Sensitivity in Obsessive-Compulsive Disorder”. Arch Gen Psychiatry 2012; 69(7):741-749.
Fuente: SINC. 7 de noviembre de 2012