El investigador Pedro Montoya y su equipo en la Universidad de las Islas Baleares investigan cómo cambia el funcionamiento del cerebro en pacientes con dolor crónico respecto a la actividad cerebral en voluntarios sanos. Ha explicado sus últimos avances el 20 de enero en el ciclo de seminarios IDIBELL.
“No sabemos cómo se produce la hoguera, nos interesa saber qué es lo que mantiene el fuego encendido”. Con esta analogía el investigador Pedro Montoya explica cuál es el foco de su investigación en el dolor crónico. “Sabemos que existen factores genéticos, hormonales, biológicos, psicológicos e incluso sociales que hacen que el dolor se mantenga” afirma Montoya “lo que estamos viendo ahora es que estos factores funcionan en los pacientes con dolor crónico de forma diferente a las personas sanas”.
Según Pedro Montoya, el dolor crónico persistente pone en riesgo el funcionamiento del cerebro, hace que éste funcione de manera anómala e incluso puede llegar a producir alteraciones morfológicas en algunas regiones del cerebro: “El dolor crónico no sólo duele, también daña el cerebro, y esto es importante incluso si se encuentra una cura para el dolor crónico porque también se tendrá que recuperar el daño cerebral”.
Su laboratorio trabaja también en posibles aplicaciones terapéuticas: “Estudiamos posibles terapias orientadas a cambiar la actividad cerebral en pacientes con dolor crónico. Ya sea de forma farmacológica o con técnicas de neurofeedback que ya se utilizan en otras enfermedades como la epilepsia o la ELA”.